Mi primer mensaje en castellano especialmente para San Isidro!Como lo ven, no escribí todavía sobre los tres meses en Buenos Aires pero por los menos van a tener la onda del Norte en vivo y directo.
Llegué después de 21 horas de viaje, en un ómnibus que tenía de coche cama solamente la almohada y la frazada. Pero bueno, las emociones del día anterior actuaron como un somnífero, dormí más de 13 horas!
En Salta, un chico me propuso ir a ver un hostal cercano y barato. Después de meses de viaje, el mochilero se acostumbra a estas alianzas y se convierte en un cliente exigente. Así que empecé a dar una vuelta por la ciudad con el chico para comparar con otro hostal que quedaba cerca...para finalmente volver y poner mis 20 kilos de piedras en el primero.
Luego de haber alimentado el corazón y la panza, me tomo un café y charlo un poco con los dueños y mochileros del lugar. Las experiencias de cada uno me parecen siempre divertidas e increíbles. Entre el francés que hizo toda la Patagonia haciendo dedo hasta el porteño que vuelve a sus raíces en Salta para trabajar y estudiar (de las 7 a las 11 de la noche, cada día).Cuando mi amiga alemana Judith, que conocí en una clase de tango, llegó nos pusimos a organizar los días siguientes. De una primera idea reloca (10 horas caminando en la quebrada de las conchas), pasamos a alquilar un auto. Dos daneses y el francés se agregan al grupo y estamos listos para salir mañana a recorrer entre la ruta 68, la ruinas de Quilmes y Cachi. Entre paisaje de desierto y viñedos, me parece que tenemos todo para disfrutar como uno merece!
Llegué después de 21 horas de viaje, en un ómnibus que tenía de coche cama solamente la almohada y la frazada. Pero bueno, las emociones del día anterior actuaron como un somnífero, dormí más de 13 horas!
En Salta, un chico me propuso ir a ver un hostal cercano y barato. Después de meses de viaje, el mochilero se acostumbra a estas alianzas y se convierte en un cliente exigente. Así que empecé a dar una vuelta por la ciudad con el chico para comparar con otro hostal que quedaba cerca...para finalmente volver y poner mis 20 kilos de piedras en el primero.
Luego de haber alimentado el corazón y la panza, me tomo un café y charlo un poco con los dueños y mochileros del lugar. Las experiencias de cada uno me parecen siempre divertidas e increíbles. Entre el francés que hizo toda la Patagonia haciendo dedo hasta el porteño que vuelve a sus raíces en Salta para trabajar y estudiar (de las 7 a las 11 de la noche, cada día).Cuando mi amiga alemana Judith, que conocí en una clase de tango, llegó nos pusimos a organizar los días siguientes. De una primera idea reloca (10 horas caminando en la quebrada de las conchas), pasamos a alquilar un auto. Dos daneses y el francés se agregan al grupo y estamos listos para salir mañana a recorrer entre la ruta 68, la ruinas de Quilmes y Cachi. Entre paisaje de desierto y viñedos, me parece que tenemos todo para disfrutar como uno merece!
Fin del día, paseamos en el centro lleno de arquitectura colonial para buscar un lugar con buena onda y comida rica y barata. Al placer de los ojos se añade el del estómago: entramos en el barrio de los bares, pedimos el menú de 7 pesos (potaje de lentejas, sopa de verdura y postre), una buena botella de vino y nos sentamos afuera... Ya sta, están en Salta, la vida al ritmo del Norte.